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No se que pasa por mi mente cuando se me ocurre esto, y a veces ni se que tan original pueda ser. Tengo una historia que tengo planeado reescribir porque más hoyos e incongruencias no podía tener.
También me pregunto si algún día terminaré alguna de las que tengo...
¿La nueva idea?
¡Tachán~! Estoy trabajandola, pero al menos parece ser un poquito más sencilla de trabajar que las otras que tengo revoloteando por ahí...
¡Tachán~! Estoy trabajandola, pero al menos parece ser un poquito más sencilla de trabajar que las otras que tengo revoloteando por ahí...
Preámbulo
Estaba oscuro, el sol habiéndose ocultado hacía horas.
El viento soplaba sin clemencia alguna, balanceando arboles cómo si estuvieran
hechos de papel y azotando los techos de las casas con tanta fuerza que daba la
impresión de estar a un paso de ser desprendidos, dejando desprotegidos de la
furia de la tormenta a los habitantes de dichos inmuebles.
En el tope de una colina, una casa que más bien parecía
palacio se alzaba con un orgullo incuestionable. Si objetos inanimados hubieran
sido capaces de hablar, todos estarían de acuerdo de que el orgullo de dicho
castillo no era gracias a su maravilla arquitectónica, sino más bien a la
historia que sus paredes tenían por contar. Dicha propiedad había estado siempre
bajo el comando de una misma familia desde que fue construida hacía siglos, cada
generación añadiendo nuevos atributos. Modernizándola. Cada uno de los miembros
de la familia Stella eran indiscutiblemente algunas de las personas más excéntricas
en caminar sobre la faz de la tierra.
Nadie sabía exactamente de dónde habían venido ya que parecía
que siempre habían estado presentes. Nadie tampoco podía recordar un momento en
la historia de la pequeña ciudad en la cual algún miembro de dicha familia no
hubiera estado involucrado. A pesar de que la familia tenía fama de tener miembros
un tanto insólitos, todos—o al menos la gran mayoría—eran queridos y tenidos en
gran estima por muchos. Por lo cual no era de extrañarse de tener una gran congregación
en la mansión cuando algún miembro de dicha familia decidía irse a un nuevo
mundo. Y aunque el clima parecía estar haciendo hasta lo imposible para que
nadie saliera, eso no evitó que una gran multitud hubiera ido a dar su más
sentido pésame.
Aurai Stella murió a la corta edad de 25 años. Fue una
de las personas más queridas tanto entre la familia como entre el resto de los
ciudadanos. Siendo una de las mayores de cinco hermanos y una de las menores
entre una cantidad casi incontable de primos. El mayor de todos sus hermanos
era Cadmus Stella de 27 años mientras que los tres restantes eran Bóreas de 22
y los gemelos Hyacinth y Khione de 20.
Ella fue la primera en morir de sus hermanos, más no
la primera en morir de su generación; de hecho, había sido la décima tercera en
despedirse del plano físico.
Un rumor muy curioso que corría en bocas de todos era
que los Stella cargaban a sus espaldas una maldición que hacía que todos sus
miembros muriesen en la cumbre de su vida. Eran contadísimos los casos de
aquellos que lograban vivir pasados los 50 años, ya que alguna clase de
desgracia parecía salir de la nada y llevarse consigo a uno u otro miembro de
la familia.
Nadie se explicaba cómo es que con dicho rumor aun había personas
dispuestos a desposar a uno de ellos; peor aún, cómo era posible que la familia
siguiera existiendo cuando casi prácticamente cada año (o dos) perdían a uno de
sus integrantes. Pero a pesar de que no lograban vivir tanto, alguna ley
sobrenatural parecía haber dispuesto que ninguno de ellos muriera teniendo
menos de 18 años, ya que hasta la fecha ningún infante (o alguien menor a esa
edad) había caído víctima de dicho infortunio, todo lo contrario, parecían salvarse
aún si estuvieran en el medio de un huracán sin nada que los protegiera. En más
de una ocasión uno que otro asesino había tratado de eliminar a uno de los más jóvenes,
aquellos que no parecían tener ni 15 años, con la expectativa de conseguir
alguna reacción por parte de los mayores al ver que uno de los suyos había sido
aniquilado frente a sus ojos sin ellos pudiendo evitarlo, solo para que el
final terminara en el asesino perdiendo la vida de formas que ni el mejor de
los eruditos podía explicar.
Más sin embargo, la susodicha maldición de maldición
no tenía ni un ápice. No, no era una maldición lo que hacía que muriesen jóvenes,
sino más bien un contrato. Desde el momento que uno de ellos alcanzaba los 13
años de edad se les era dado que escogieran de entre una serie de opciones.
Dependiendo de su elección, así también sería su “muerte”. Ellos no morían, o
al menos, no de la forma en la que todos creían. Los que escogían continuar con
el legado de la familia, tenían que desaparecer antes de cumplir los 30 años;
los que no continuaban hasta que la propia muerte viniera a colectar sus almas.
Ellos simbolizaban la diversión, el regocijo, la vida (irónicamente). Y así
como ellos también había otras familias con tareas similares. Después de todo,
tenía que haber un balance. Así como había luz tenía que haber oscuridad. Así
como había orden había caos. Y a pesar de que sus tareas pudieran ser algo
diferentes, todas respondían ante un mismo cuerpo; si una se salía de su camino
por una u otra razón, quién los castigaba era la misma persona, o la misma
institución al menos, ya que cada familia tenía un patrón (o hasta tres, aunque
habían varias familias que tenían hasta cinco) que estaba señalado en alguna
parte de su nombre o en su lema.
Aunque no todas las familias eran exactamente
humanas. No era secreto que la familia que simbolizaba salud y buena fortuna era
nada más ni nada menos que una familia conformada de vampiros y hombres lobo.
Así como los que representaba las artes eran descendientes de elfos y ninfas.
En más de una ocasión alguien se preguntó quién demonios había sido el
responsable al momento de distribuir dichos títulos a cada una de las familias
involucradas. Sólo a un demente se le ocurriría entregar el título de
Representante de Salud y Buena Fortuna a una familia constituida por seres que
no eran conocidos por tener ninguna de esas dos características; o el título de
Representante de Justicia a una familia que se decía provenir de ángeles caídos
(o peor: demonios).
Pero el punto era, que cada una de esas familias
servía para un propósito; y aunque algunas de ellas tuvieran miembros de
naturaleza incierta, la verdad era que cumplían con su deber.
La Familia Stella, por otro lado, sabía que en esta
ocasión la muerte de uno de los suyos no había sido el resultado de su contrato.
Alguien había asesinado a la joven Aurai Stella de la forma más cruel que
hubieran visto. Ella no iba a volver para cumplir con su trabajo; no, ella no
iba a volver porque nunca logró terminar su pacto de continuar el legado de la
familia, ya que dicho pacto iba a ser sellado en su cumpleaños número 27.
La tormenta empeoró.
Los vientos se tornaron más fuertes, truenos retumbaban
en el cielo y los rayos iluminaban la noche con una luz violácea
Alguien había asesinado no sólo a Aurai Stella, sino
que también se decía que ella no había sido la primera en morir en circunstancias
extrañas; circunstancias que no tenían nada que ver con su deber.
Alguien estaba intentando
romper el equilibrio, eso era más que obvio. Lo otro que era obvio era que los
dioses no estaban contentos ni un poco.
-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-
Y por el momento ese es mi "preámbulo" porque no se como llamarlo ya que el primer capítulo no es pero ni por cerca. Digo, ¿acaso eso parece ser el primer capítulo? Para mi no.
Voy a trabajar la idea un poco más, pulirla y todo eso... A ver si se convierte en mi proyecto NaNo para este año...
Tampoco tiene título, por lo que si alguién tiene una idea, estoy más que dispuesta a escucharla.
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